El neologismo ciborg (o cyborg, según su escritura inglesa) ya incluye la misma ambigüedad, mezcla y tensión que la que entraña el concepto. Ciborg es la abreviatura de las palabras ‘organismo cibernético’, e implica la mezcla de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos, generalmente con la intención de mejorar las capacidades de la parte orgánica mediante el uso de tecnología.
El término fue acuñado por Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline en 1960 para referirse a un ser humano mejorado que podría sobrevivir en entornos extraterrestres. Llegaron a esa idea después de pensar sobre la necesidad de una relación más íntima entre los humanos y las máquinas en un momento en que empezaba a trazarse la nueva frontera representada por la exploración del espacio. Hoy, lo que antes parecía ciencia ficción, se vuelve real, por ejemplo, con los avances de la impresión 3D. No obstante, la impresión 3D de órganos más resistentes e infalibles que los humanos genera dudas en la comunidad científica, mientras su desarrollo avanza.
Hasta el momento, los únicos casos de éxito de impresión 3D que ha habido en medicina son los de las prótesis, ya sea estructuras óseas de titanio u otros materiales que no generen rechazo, como cráneos o costillas, o los famosos exoesqueletos que facilitan la movilidad a pacientes que tienen algún tipo de movilidad física.
El problema se encuentra cuando se imprimen estructuras orgánicas. En primer lugar, por la dificultad de su proceso, llegando tan solo a “fabricar” pequeños tejidos vivos u órganos muy pequeños para animales. En segundo lugar, porque resulta realmente difícil que el órgano sintético tenga el tiempo suficiente como para vascularizar en el organismo de una persona, y cuando el órgano es trasplantado, tiende a morir por falta de nutrición.
Sin embargo, a principios de este año, un equipo de expertos del Instituto de Medicina Regenerativa del Wake Forest en Estados Unidos desarrolló un nuevo sistema de impresión que supera algunos de estos obstáculos, basado en un sistema con una especie de microcanales donde van instaladas las células que se van a utilizar, asegurando así la permeabilidad de los nutrientes y el oxígeno, consiguiendo que éstas se mantengan vivas una vez se trasladen a la pieza sintética ya construida y que por lo tanto, puedan desarrollar un sistema de vasos sanguíneos.
Los científicos indican que hay ninguna razón para limitarse a fabricar órganos y tejidos tal y como existen en la naturaleza. Se podría pensar en la creación de nuevos órganos que mejoren las funciones de los órganos ya existentes.
Esta fisiología mejorada podría incluir funciones completamente nuevas o incluso la capacidad de diagnosticar y curar enfermedades. Pero existen ciertas restricciones que dificultan el progreso. Para los científicos, esto no significa que haya que limitar el diseño de estructuras celulares complejas, sino que es necesario establecer cuáles son los límites asociados a la organización de las estructuras biológicas.
Fuente: “Órganos Cyborg, ¿la clave de la evolución humana?.” — ConSalud.es
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Equipo Editorial de Mancia.org